martes, 26 de marzo de 2013

Ángela Becerra: “Del Casanova hay que admirar su genialidad para poder engañar”

Escritora colombiana, ha sido traducida a una veintena de idiomas. Premio Iberoamericano de Narrativa Planerta-Casamérica 2009 por la obra Ella, que todo lo tuvo. Ángela Becerra publica ahora Memorias de un sinvergüenza de siete suelas. En 2003, publica su primera novela, De los amores negados, con la que obtuvo el Latin Liberary Aeward de la Feria del Libro de Chicago; en 2005, El penúltimo sueño, que la consagró como novelista, y en 2007, Lo que le falta al tiempo.

® AD ENTERTAINMENTS ||| PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
FOTO: MIGUEL ÁNGEL LEÓN

Memorias de un sinvergüenza de siete suelas. ¿Con ese título alguien se sentirá aludido o agredido?

—Sin duda, más de uno.

—Su novela narra la historia de un matrimonio que se odia. Vamos, como la vida misma.

—Es una novela de un amor intenso y de un desamor intenso.

—Un triángulo donde los sueños, la pasión, el odio y el erotismo son llevados al límite. ¿Le ponen los casos extremos?

—Sí. Me gustan los máximos. Odio las medias tintas. No me gusta vivir en los grises.

—Defíname al Casanova del siglo XXI con cinco o más calificativos.

—Seductor, tramposo, ladrón, pícaro, genial, ambicioso, adictivo. Por encima de todo, seductor. Es que hasta en las trampas. El seductor se nota.

—La novela transcurre en Sevilla porque, según usted, solo en un escenario tan lujurioso podría darse esta historia.

—Bueno, esta es una novela de contrastes, y Sevilla es una ciudad de contrastes tremendos. Aquí se ven los máximos, luces y sombras, muy marcados.

—Las correrías de los gualtrapas corruptos que ilustran los diarios españoles le han ayudado a cerrar el perfil del sinvergüenza que usted dibuja.

—Claro, porque, en el sinvergüenza, una parte es el de la seducción pero otra es el de las trampas y el de la corrupción. Y en los diarios últimamente van desfilando algunos que tienen que rendir todavía cuentas a la justicia.

—“La literatura me lo da todo”. ¿También da para vivir en tiempos de crisis?

—Sí. Puedo decir en este momento que, así como al principio fue muy, muy duro, ahora puedo vivir de ella.

—El vacío de su Don Juan es no haber alcanzado nunca el amor de su vida. También en eso se parece mucho a todos nosotros.

—Hay una cosa que hace avanzar al ser humano y es la búsqueda de aquello que le falta. En este caso, este hombre ha optado por un camino tortuoso para encontrarlo.

—¿Qué tienen los golfos en su mirada que seducen sin pestañear a tantas mujeres?

—Bueno, en esos personajes hay algo que hay que admirar y es la genialidad que tienen para poder engañar. Ahí está el que la mujer sea más genial que él y pueda desmontarlo porque se queda en nada.

—¿Y eso suele ocurrir?

—Sí. Suele ocurrir que aquellas personas que tienen tanto, tanto, realmente tienen una muy baja autoestima. El que lo tiene todo y el que lo demuestra tiene muy baja autoestima.

—¿El Casanova del siglo XXI existe realmente o lo inventáis las mujeres?

—No. Ha existido en todas las épocas y siempre existirá, porque están hechos de las emociones, de las ambiciones y de querer escalar.

—El triángulo lo completa Alma, la cuñada, un personaje muy literario. ¿También aquí la literatura se nutre de la propia vida?

(Ríe). Siempre se quiere lo que no se tiene y en este caso, claro, da la casualidad de que esa cuñada ha sido el amor que él no ha podido tener de pequeño.

—Confiéseme. ¿Tanto rastro deja el odio cuando el amor ha sido auténtico?

—Yo diría que, cuando el amor no ha podido colmarse, puede convertirse en odio por la frustración.

Si lo desea, puede compartir este contenido:

No hay comentarios:

Publicar un comentario