lunes, 8 de julio de 2013

Mª Ángeles López de Celis: “Las carencias personales de Aznar las suple Ana Botella”

Durante 32 años ha trabajado en la Secretaría de la Presidencia del Gobierno y ahora publica Las damas de la Moncloa, un retrato íntimo de las seis mujeres de los presidentes de nuestra democracia. En el año 2010, María Ángeles López de Celis se asomó a la dimensión más íntima de todos ellos en su libro Los presidentes en zapatillas. Y en 2011 publicó también El síndrome de Alí Babá, una reflexión sobre la corrupción. Está en posesión de la Cruz de la Orden del Mérito Civil (2006).

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FOTO: MIGUEL ÁNGEL LEÓN

—Ha trabajado, durante 32 años, en la Secretaría de la Presidencia del Gobierno. ¿Algún secreto de Estado del que no nos podamos enterar?

—Algunos me llevaré a la tumba, porque ya no los voy a contar. Sobre todo, más que secretos oficiales, secretos personales. 32 años de profesión dan para mucho.

—Es la única persona en toda España que ha colaborado con los cinco primeros presidentes de la democracia. Díganos cómo se sobrevive a una experiencia como esa.

—Pues a veces yo misma me lo pregunto y mi hijo también, y me dice que aquello me ha debido dejar un poco tocada.

—En su libro no hay chismes, secretos de Estado ni ánimo de ofender. ¿Seguro que no se arrepentirá de publicar un libro así en España?

—Yo creo que no, porque yo soy una persona seria y me gusta que el trabajo sea serio. Pero nunca se sabe si puedo contar lo mismo pero de otra forma más divertida.

—Para elaborar su libro pidió entrevistas personales a las damas de la Moncloa, pero ninguna se la concedió. Salvo Pilar Ibáñez, viuda de Calvo Sotelo. ¿Tan discretas son estas señoras?

—Yo no lo calificaría de discreción. Yo lo calificaría de miedo.

—Me da la impresión de que no le gusta Ana Botella. Es polémica, pasional, lista. Todo lo que su marido no es, dice usted, un hombre con muchas carencias.

—Exacto. Es un hombre muy bien preparado, un buen político, pero tiene carencias personales que las suple Ana Botella. Pero ella está en las antípodas de lo que soy yo.

—Carmen Romero le recuerda a las mujeres de Julio Romero. Independiente, culta, feminista ponderada. Y transgresora. ¿No me diga que sacaba los pies del tiesto?

—Sí que los sacó, porque era una luchadora y defendía su espacio propio ante un marido arrollador como el que tenía.

—Sonsoles Espinosa, esposa de Zapatero, pasará a la Historia por ser la consorte más esquiva de todas y la más reacia a representar el papel de primera dama. O sea, la más arisca y huraña.

—Sí. Yo creo sinceramente que era bipolar, porque cara a cara era agradable, cálida y simpática, y de cara a los medios era absolutamente muy esquiva, fundamentalista ya con la intimidad. Rayaba la fobia social.

—Los trabajadores de la Moncloa comentaban que Sonsoles y Zapatero “eran un poco aburridos”. Es decir, ni trasnochaban ni se echaban los trastos a la cabeza.

—Es que eran demasiado políticamente correctos. Para un matrimonio joven, pues que les gustara un poco salir más y tener una vida un poco más flexible, hubiera sido más normal. Nosotros decíamos que eran aburridos. Exactamente.

—De Elvira Fernández, mujer de Rajoy, dice que “mira el dinero con lupa”. Ya que sabe tanto de dinero, ¿por qué no le pregunta el juez sobre los sobresueldos de Bárcenas?

—Pues yo creo que ella, de lo de preguntar, poquito. Ella se coge sus papeles y sus facturas y se lo organiza ella solita. No sería mala ministra de Hacienda.

—Carmen Romero, eclipsada por el carisma de Felipe. Ana Botella, encantada de manejar el cotarro. ¿No me diga que no había ninguna pareja equilibrada?

—Si. Equilibrados, equilibrados, Leopoldo Calvo Sotelo y Pilar Ibáñez. Además, vivieron un matrimonio muy feliz y con mucho cariño y mucho romanticismo.

—Amparo Illana era depresiva y melancólica. ¿Condicionó su actitud y su enfermedad la trayectoria política de Adolfo Suárez?

—Sí. A él le preocupaba mucho su mujer. Y como ella se deprimía mucho, pues su marido estaba preocupado. Para Adolfo Suárez no había más que dos cosas en la vida: la política y su mujer. Cuando se acabaron esas dos cosas, pues ahí le tenemos como le tenemos.

—Rompa matrimonios y reordénelos hasta conformar la que hubiera sido la mejor y peor pareja de la Moncloa.

(Ríe). Esto no me lo han preguntado nunca. Imagínate una Ana Botella con un Felipe González. Esa acaba como el rosario de la aurora. Y los que pegan más dentro de los que no son pareja, Rajoy con Pilar Ibáñez, cuando ella hubiera sido más joven, lógicamente.

—De estas seis mujeres, ¿cuál hubiera sido una buena presidenta?

—Yo, sinceramente, me inclino por Carmen Romero. Creo que, por su trayectoria, su experiencia, hubiera hecho un buen papel.

—Oteando el panorama político actual, dígame qué mujer podría alcanzar la Moncloa para hacerlo con dignidad.

—España está muy preparada para asumir la presidencia de una mujer y tenemos candidatas muy preparadas. Por ejemplo, Esperanza Aguirre, una mujer con una gran trayectoria. Por ejemplo, Carme Chacón, una mujer muy preparada. Y a mí me gusta mucho personalmente Soraya Sáenz de Santamaría.

Publicado en el diario Córdoba el 11 de junio de 2013

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