viernes, 4 de octubre de 2013

Lo esencial

Después, nos quisimos. Pero ya éramos demasiado viejos. Ambos somos conscientes de que los años no importan. Pero lo sabemos ahora. Tanto tiempo después. Entonces, nos sobraba la vida. Y la dilapidamos. Qué se puede hacer cuando la sangre borbotea todo el día y no nos deja el alma en paz. Derrocharla, claro. Ahora no importa, porque ella está aquí. Pero ahora me mira y me lo dice, me lo repite cada día. Si fuéramos jóvenes. No llora. Se lo tengo prohibido. Ella sonríe. Me gusta su sonrisa y eso me basta. Cuando uno es viejo, puede vivir con muy poco, si eso es lo esencial.

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