sábado, 12 de julio de 2014

Pilar Urbano: "Suárez pudo llevarse a la tumba su sufrimiento"

Periodista, ha creado escuela con sus entrevistas y sus columnas. Rastreadora de hechos recientes, Pilar Urbano (Valencia, 1940) publica La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar, un libro que indaga en aquellos aspectos que no se habían contado sobre la Transición. Entre otros títulos suyos, destacan Con la venia, yo indagué el 23-F, La Reina, Yo entré en el Cesid o El precio del trono.

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FOTO: Miguel Ángel León

- ¿La Transición que conocemos hubiese sido la misma si Suárez no hubiese perdido la memoria?

- No hubiese podido tomar cuerpo la mentira oficial. Que el gran salvador y el gran modernizador fue el Rey y a continuación Felipe González.

- ¿Cuál fue ese gran secreto que Suárez se llevó a la tumba?

- Suárez no se llevó secretos a la tumba porque habló. No se fue a una cartuja cuando abandonó el poder. Suárez pudo llevarse a la tumba su sufrimiento. El resto nos lo contó. Por eso yo he podido hacer este libro.

- ¿Sabemos ya todo cuanto se puede saber sobre este periodo de la vida política española?

- En absoluto. Hay que levantar la corteza de esa historia. Hay muchos puntos oscuros todavía que reclaman luz. Y no se trata solo de desclasificar papeles o cintas. Los coprotagonistas tienen que perder el miedo y hablar.

- Fraga pidió dinero a los pudientes del País Vasco para organizar un servicio civil de información sobre ETA. ¿Hablamos de terrorismo de Estado?

- Exactamente. Un servicio civil de defensa. Por tanto, ese era el cuajo, el huevo, de la serpiente del terrorismo de Estado.

- Arias Navarro llamaba al Rey “niñato e imbécil”. Y Juan Carlos hablaba mal de Franco y de Don Juan. ¿Un corral de gallos?

- Muchos gallos con cresta muy alta y con corvejones.

- Uno de los aciertos de Suárez fue reubicar con trabajo y sueldo a decenas de miles de funcionarios del Movimiento, entre alcaldes o gobernadores civiles. ¿Por tan poco se vendieron?

- Algunos por un viaje al Caribe para no votar la ley de reforma política. Se trataba de no dar la vuelta a la tortilla. El Rey lo dijo: “No quiero que ahora los vencidos sean los vencedores”.

- Leopoldo Calvo-Sotelo apoyó al PSOE, incluso económicamente, para frenar al PCE. ¿Tan hondo era el miedo a los rojos?

- Sí. El miedo lo tenían los empresarios. No querían que “los obreros se sienten en los escaños”.

- Usted dice de Suárez: “Tardará mucho tiempo en nacernos otro político de esa estatura moral”. ¿Tan mal está el banquillo?

- Hay un bajonazo de la ética política y del concepto de la política. No existe ya el político, sino el hombre que vive del aparato, sea del Estado, sea de los partidos. Dicho de otro modo, hay una involución política y una devaluación política. Hace falta una regeneración o esto estalla.

- El Rey tenía miedo al ritmo que impuso Suárez a las reformas. Miedo a una constitución atea, a una España descuartizada, a poderosos sindicatos de izquierda. ¿Tan pocas miras tenía Juan Carlos?

- No juzgo sus miras. Juzgo sus miedos. Tenía un miedo americano y un miedo militar.

- Rodríguez Sahagún tuvo que vender un Picasso para costearse la campaña electoral. ¿Adónde han ido esos políticos?

- Se han muerto (ríe). Habría que haberles conservado en formol. Hoy no solo no se pone dinero, sino que se mete la mano en la caja. Se vive de la caja del partido.

- El Rey quería al general Armada y se fiaba de él. ¿No era una relación un tanto extraña?

- No es una relación extraña. Es una relación demasiado humana, demasiado cercana para la jefatura del Estado. Tenía que haber cesado cuando un hombre pasa a ser jefe del Estado. Un hombre de Estado no puede tener ayos ni ayas. Es una relación de invernadero.

Periodista, ha creado escuela con sus entrevistas y sus columnas. Rastreadora de hechos recientes, Pilar Urbano (Valencia, 1940) publica La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar, un libro que indaga en aquellos aspectos que no se habían contado sobre la Transición. Entre otros títulos suyos, destacan Con la venia, yo indagué el 23-F, La Reina, Yo entré en el Cesid o El precio del trono.

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