martes, 21 de agosto de 2012

Blue Jeans: “Yo era el tímido que se enamoraba de la chica imposible”

Blue Jeans es Francisco de Paula Fernández, el Federico Moccia español. Con Canciones para Paula salta de las redes a las librerías con 250.000 lectores. Comenzó escribiendo novelas de misterio que nadie le publicó y estudió Periodismo, pero no alcanzó el éxito profesional que soñó. Ahora publica ¡Buenos días, princesa!, una novela protagonizada por seis adolescentes que han pasado de ser criaturas infelices a seres capaces de cualquier cosa.


FOTO: MIGUEL ÁNGEL LEÓN

—Su seudónimo es una canción del grupo Squeezer, además del nick que usaba en las redes. ¿No ha pensado en una marca de vaqueros que le sirva de sponsor?

—Bueno, los sponsors no me pagan ni un euro, ni los que nombro en el libro. Lo bueno de Blue Jeans es que, por lo menos, ya sé qué ponerme cuando voy a las firmas. Me facilitan el vestuario.

¡Buenos días, princesa! es un homenaje a su película favorita: La vida es bella. ¿Tan marcado le dejó Roberto Benigni?

—Pues sí. La verdad es que me dejó marcado porque, no sé, es un genio. Y aparte, el show que montó allí cuando le dieron el Óscar es algo que te impresiona.

—Capítulos cortos, diálogo, lenguaje de la calle y unas pócimas de amor. ¿Esa es la fórmula mágica para vender 250.000 ejemplares en tiempos de crisis?

—A mí me ha funcionado. Para mí, sí.

—La próxima novela no estará dirigida al público juvenil, sino al adulto. ¿Tan mal nos ve a los más mayorcitos que necesitamos recibir consejos a nuestra edad?

(Ríe). No sé. Ya hay muchos adultos que leen Canciones para Paula. Entonces vamos a utilizar treintañeros a ver si también funciona.

—Sus seguidores piden que se realice una serie de televisión con Canciones para Paula. ¿No le han llamado de ninguna productora?

—Sí, sí. Hay tres o cuatro que se han puesto en contacto conmigo, pero depende de la editorial. Pero sí que hay interés. Más que para una película, para una serie de televisión.

—Es inevitable su comparación con Federico Moccia. ¿En qué os parecéis, además de en las lectoras?

—Nos parecemos en que llevamos gorra y en que escribimos de amor. Y nos diferenciamos en que él ya es alcalde de un pueblo.

—Los libros de Moccia abarrotaron los puentes de candados como símbolo de amor eterno. ¿Por qué no se inventa usted algo y ponemos un negocio a medias?

(Ríe). Pues no estaría mal. No estaría nada mal poner un negocio a medias como los candados de Moccia, que han triunfado.

—Mario Vaquerizo, Blue Jeans o El Hombre de Negro. O estás en televisión o en las redes, o no existes. ¿Ese es el truco: el contacto con el público?

—En mi caso, sí. El contacto con el lector es lo principal, es lo fundamental.

—Escribía novelas de misterio y, como no le publicaban, optó por indagar en el mayor misterio de la humanidad: el amor en la adolescencia. ¿Se quedó pillado desde entonces?

—Sí, sí, sí. En la adolescencia, yo era el chico tímido que se enamoraba de la chica imposible.

—¿Cómo le cambia a uno el éxito en tiempos de crisis?

—A mí me ha venido bien para facturar y poder mudarme de piso a uno un poquito más grande.

—Se sienta a la mesa, se pone los auriculares y empieza a escribir hasta que la batería del ordenador le dice basta. ¿No es demasiado fácil?

—Eso es lo que parece, pero es muy difícil escribir.

—Estudió Periodismo, pero no consiguió en la profesión todo lo que soñaba. ¿No lo echa de menos?

—Si me llamaran para hacer partidos de fútbol, diría que sí.

Publicado por el Diario Córdoba el 21 de julio de 2012

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