domingo, 11 de noviembre de 2012

Juan Manuel Bonet: “El ultraísmo, antes de ser olvidado, tuvo un impacto enorme”

Juan Manuel Bonet publica la antología más completa sobre el ultraísmo, con el título Las cosas se han roto. Antología de la poesía ultraísta (Fundación José Manuel Lara, 2012), un movimiento que, entre 1918 y 1925, tuvo su epicentro en Madrid y una enorme repercusión en Sevilla. Una especie de cóctel donde cabía el cubismo francés, el futurismo italiano, el expresionismo alemán, el creacionismo huidobriano, el dadaísmo o el romanticismo. Según Bonet, la nómina de estos 59 poetas es su propuesta personal al ultraísmo.

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FOTO: MIGUEL ÁNGEL LEÓN

Destaca el papel de César González-Ruano en la pervivencia de la memoria ultraísta gracias a su antología publicada en 1946. Para este autor, el interés despertado hoy por este movimiento es creciente tanto en España como en algunos países de América Latina, y su reflejo está presente “desde el río Grande hasta la Patagonia, desde Ciudad de México hasta Valparaíso”. Escritor, crítico de arte, autor de numerosos ensayos y comisario de exposiciones, Juan Manuel Bonet (París, 1953), ha sido director del IVAM de Valencia y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

—Aunque existe una antología sobre el ultraísmo, esta es poco precisa, sobre todo en lo que se refiere a biografías de poetas. Su antología, por el contrario, tiene un trabajo mayor de campo y reúne a todos los poetas del ultraísmo.

—A todos, no. He procurado que sea a todos los buenos. O por lo menos, relevantes. No es la nómina de manual del ultraísmo, sino que he hecho un trabajo enorme de campo, en las revistas sobre todo, y he ido agrupando a aquellos poetas que creía que tenían entidad o que alguna aportación habían hecho ya fuera al poema largo, al poema corto, ya fuera al caligrama. Entonces, la nómina me ha salido un poco más extensa.

Me han salido unos sesenta. Hay más. He dejado en el tintero proyectos de poetas, pero en los sesenta que he sacado están tanto los que fundaron el movimiento como los que están en sus alrededores, en sus orlas. He incluido poetas un poco tardíos del norte. He hecho una nómina personal. Mi propuesta del ultraísmo, digamos.

—El ultraísmo es un movimiento hacia la modernidad, pero fue también un episodio breve. ¿Qué factores influyeron en la consolidación de este olvido?

—Bueno, el ultraísmo antes de ser olvidado lo que tuvo fue un impacto enorme. En la antología está Valle-Inclán. ¿Por qué? Porque habla del ultra en Luces de bohemia y porque contribuye al ultra con “Estética de la mujer en color”, que es un precioso poema primitivista. El ultraísmo impacta. Son los primeros poetas que dicen la ciudad moderna, el tranvía, el viaducto, los aviones, los anuncios. Y esa poética impacta y determina a mucha gente. No solo a escritores. También a pintores, como puede ser Dalí, como pueda ser Vázquez Díaz.

También es decisivo para una prosista como Rosa Chacel. Buñuel, antes de ser cineasta, tenía aspiraciones de poeta en prosa y también colabora en la revista Ultra. Entonces, ese momento es muy impactante, afecta a mucha gente, pero luego llega un momento en que quizás esa vanguardia tan internacionalista pasa y va a venir un momento de cierto retorno al orden, que es el 27, y los ultraístas quedan un poco postergados, sin una gente, como que han hecho un gesto y que luego a lo mejor no han sabido consolidarlo. Y se van metiendo en submundos un poco a nivel personal. Se dedican al periodismo, a la política.

El movimiento desaparece. Y cuando llega la guerra civil vamos a encontrar ultraístas en los dos lados de las trincheras. Y en la posguerra ya casi nadie va a querer acordarse de su juventud azarosa e iconoclasta. Yo siempre digo que el único que va a mantener un poco, no la bandera, pero sí el interés, es César González-Ruano. A González-Ruano la pervivencia de la memoria ultraísta le debe mucho, porque tiene una antología que publica en el año 46 en la cual casi todos los ultraístas están en ella. Y en sus memorias también están.

—Además de la canonización de la generación del 27, hechos como la guerra civil y la posguerra serán también decisivos.

—El movimiento tuvo que esperar para resurgir como objeto de interés. Tuvo que venir una argentina. Es Gloria Videla. En el 63 publica en Gredos un libro, El ultraísmo, que está francamente bien, que nos ha servido de guía a todos los que hemos venido después. Y esta es la adelantada del asunto. Luego después, se empieza a reeditar a Cansinos. Y hoy en día el interés por el ultraísmo es bastante extendido. Se tiene conciencia de que no es un episodio anecdótico, sino que realmente hubo obra ahí.

Y se tiene conciencia, sobre todo, de que hay un poso ultraísta en muchas cosas que vinieron después. La propia generación del 27. Y yo creo que hoy en día el interés enorme que hay por el ultraísmo es al otro lado del Atlántico. Es decir que, en toda América, fenómenos equivalentes han despertado interés.

—Lleva 30 años trabajando en el ultraísmo. Para usted, el sevillano Cansinos Assens es el padre del ultraísmo, contagia entre sus contertulios la necesidad de superar el modernismo.

—Fue el irónico padre del ultraísmo, como lo dijo magistralmente su discípulo Borges. Borges tuvo una devoción inmensa en Cansinos como raro, como personaje letraherido que sabía de muchas literaturas, como hombre arcaico. Borges, ya en el año 25, en dos libros está hablando de Cansinos. Uno es Inquisiciones, donde hay un texto sobre Cansinos y Ramón. Y el otro libro es Luna de enfrente, ese segundo poemario suyo donde hay un poema donde canta a Cansinos sobre el fondo del paisaje del viandante que, como sabes, Cansinos vivía en la calle Morería, y los discípulos volvían del Café Colonial de la Puerta del Sol y llegaban hasta el viaducto para acompañar a Cansinos, y Borges poetiza todo eso.

Yo creo que Cansinos anima a los jóvenes a romper con esos modelos de su propia generación y les señala también cosas de Mallarmé, el camino de Apollinaire, de toda esa poesía de vanguardia, les dice que ellos son nuevos modelos a seguir y ellos se meten por esos caminos. Sobre todo con Huidobro. Entonces, él es el padre de todo este movimiento, es el que apadrina todo el asunto.

Lo que pasa es que enseguida uno de estos jovencitos, que es Guillermo de Torre, levanta un dedo y dice yo ya utilizaba la palabra ultraísmo antes. Y Guillermo de Torre va a ser el líder. Y es cierto que, rastreando la correspondencia de Guillermo de Torre con Cansinos, se van a encontrar cartas un poco anteriores a la eclosión del mismo nombre ultraísta, que ya el mismo Guillermo de Torre estaba utilizando. O sea, que la paternidad es un poco compartida y, de hecho, se le va a retirar muy pronto y en el año 21 va a escribir un panfleto brutal contra los ultraístas que es la obra mayor de prosa ultraísta que hay. Cansinos con eso rompe y en cambio Guillermo de Torre va a querer consolidar el ultraísmo y va a convertirse un poco en el referente internacional ultraísta.

—Llama la atención en su antología algunos nombres, como es el caso de González-Ruano, que ha pasado a la posteridad como un articulista magistral y el principal antecesor de la columna periodística tal como hoy se concibe. ¿Qué lugar ocupa hoy en el ultraísmo?

—El ultraísmo para él es su juventud, sus cafés, su Madrid. Pero él no tiene un papel decisivo dentro del ultraísmo. Es, digamos, un recluta un poco tardío que aparece en escena ultraísta cuando el movimiento tiene tres o cuatro años, y él viene ya con un cierto bagaje de poeta modernista, simbolista, un poco recargado. Y el ultraísmo va a suponer una especie de higiene para él, se va a modernizar vía el ultraísmo, y entonces publica unos cuantos libros todavía un poco más bien tardosimbolistas y luego, en el año 25, ya publica un libro plenamente moderno, dadaísta casi, que se llama Viaducto.

Y en ese libro lo gracioso es que hace algo muy de la vanguardia, que es cambiarle la fecha. Es decir, pone Viaducto, epopeya ultraísta, 1920. Entre líneas, nos está diciendo que el poema es de cinco años antes. No es verdad. El libro, lo he metido aquí, es uno de los cantos urbanos más conseguidos, caótico, es un poema que acarrea mucho material, en cadena de imágenes, un poco dadaísta.

—Madrid fue su símbolo central, con el metro, el arrabal, las tabernas o la Gran Vía. Es decir, su poesía tenía en este sentido algo de provinciana, aunque también es cierto que mantenían una estrecha relación con las vanguardias europeas del momento.

—Yo creo que el ultraísmo combina un poco estos dos aspectos. Este aspecto de casticismo es bastante característico de ellos. Decir el arrabal. El arrabal ya lo había dicho el 98. Ellos lo van a decir de otra manera. Y luego, efectivamente, es el movimiento español de ese tiempo que tiene antenas mejor puestas para captar las sensibilidades internacionales. Con lo cual, el ultraísmo tiene una red europea que incluye revistas francesas, belgas, etcétera.

Y luego, los ultraístas van a tener un papel enorme en el nacimiento de una vanguardia al otro lado del Atlántico. El reflejo de las ideas ultraístas va a estar presente desde el río Grande hasta la Patagonia, desde Ciudad de México hasta Valparaíso. Todos los países aclimatan eso a su manera. Quizás incluso se podría decir que tiene mayor peso la tradición ultraísta por allá que aquí. Aquí queda laminada por el 27 y otros movimientos, y en cambio hasta el año 30 casi todo el continente escribe en clave ultraísta.

—En definitiva, ¿qué huella queda del movimiento ultraísta en nuestros días?

—Yo creo que ahora esto interesa. En general, yo veo que tanto aquí como en los países de América se está mirando bastante a estos fenómenos. Se considera que tiene una frescura especial lo que surgió allí, y yo creo que eso mismo lo detectaron gente de la posguerra.

En general, todos los que han seguido un poco atentos al fenómeno vanguardia saben que aquí había una especie de tesoro oculto. Y yo creo que quizás sea el momento de asumir definitivamente que hay un islote, dentro de lo que es este archipiélago, que es el ultraísmo español. Esto va a acabar en el mapa.

Publicado en el diario Córdoba el 20 de octubre de 2012

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