domingo, 10 de marzo de 2013

Javier Sierra: “Este libro inspirará a Dan Brown un par de buenas novelas”

Después del éxito internacional de El ángel perdido o La cena secreta, ha decidido desvelar el “arcanon” secreto del Museo del Prado en El Maestro del Prado y las pinturas proféticas. En 1990, Javier Sierra se tropieza en las galerías del Museo del Prado con un misterioso personaje que le explica las claves ocultas de algunas obras maestras. El hecho ocurrió en la realidad y es el argumento de su última novela. Nunca más volvió a ver al personaje que le inspiró esta historia.

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FOTO: MIGUEL ÁNGEL LEÓN

—Se conoce de memoria los pasillos del Prado. ¿Inspira pasearse entre cuadros más que entre los árboles del Retiro?

—Los cuadros me permiten viajar en el tiempo. Los árboles del Retiro son para dormir bajo ellos.

—De aquellos paseos nace El Maestro del Prado. ¿Le inspiró también El Código Da Vinci?

—No. No me inspiró El Código Da Vinci, aunque me gustaría que este libro inspirara a Dan Brown un par de buenas novelas.

—¿No teme que, después de leer su novela, más de un lector se dedique a descifrar posibles mensajes ocultos en otros cuadros de cualquier museo?

—No temo. Lo deseo. De hecho, yo no busco a lectores. Busco cómplices.

—En 1990 conoció a un hombre misterioso que le enseñó a mirar y entender varios cuadros del Prado. ¿Qué visos de realidad contiene su historia?

—El hombre existió. El encuentro existió. Su misteriosa desaparición fue tal como la narro. Y este libro es un mensaje en botella dirigido a él para que reaparezca.

—¿Existen determinadas claves para poder descifrar en un cuadro visiones místicas, anuncios proféticos, conspiraciones, herejías o mensajes llegados del “otro lado”?

—Es todo una ciencia que comienza por fijarse en la mirada de los personajes de los cuadros. Hay que saber a quién mirar y por qué miran.

—¿Qué esconde, por ejemplo, El Jardín de las Delicias de El Bosco, uno de los cuadros que su maestro analizó para usted?

—Es el ideario de una antigua secta que buscaba la superación de la corrupción. Nada menos. Muy actual.

—Encontramos mensajes también obras de Rafael, Tiziano o el Greco. Pero dígame un cuadro que no esconda más de lo que se ve a primera vista.

—Todos tienen segundas lecturas, pero uno bien simple es el retrato ecuestre del Conde Duque de Olivares.

—¿Un cuadro con lenguaje cifrado y códigos ocultos se cotiza mejor en las subastas? Se lo digo porque, con esto de la crisis, podíamos crear trabajo con un nuevo oficio: creadores de leyendas.

—No basta solo el misterio para que un cuadro tenga más valor. Es necesario también que la pátina del tiempo haya pasado sobre él.

—Grandes maestros de la pintura escondieron sus mayores secretos en imágenes de aspecto inocente. Por ejemplo.

—Por ejemplo, La Sagrada Familia del Roble de Rafael, donde aparecen dos niños gemelos. ¿Quiénes son? ¿Tuvo Jesús un hermano gemelo?

—Algunos libros, como el suyo, se promocionan ya con book trailer. ¿Pero no le llaman los productores para llevar sus historias de misterio al cine?

—A mí lo que me maravilla realmente es que se hagan tan buenos book trailer en España y tan malas películas.

—El Bosco no firmó El Jardín de las Delicias. Todos los personajes aparecen desnudos. Menos uno. Que podría ser él. Se ve que jugaba con ventaja.

—Yo creo que la ventaja es estar desnudo.

—¿Conoce algún cuadro que contenga maldiciones? Vamos, que dé mal fario.

—Las dos postrimerías de Valdés Leal en el Hospital de la Caridad de Sevilla. Murillo dijo de ellas que apestaban.

—¿Después de esta experiencia, escribirá nueva novela o nos invitará a la exposición de sus primeros cuadros?

—Me gusta la música también. Os invitaré a mi primer concierto.

Publicado en el diario Córdoba el 6 de marzo de 2013

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