miércoles, 22 de mayo de 2013

Un día con muchos días después

Después se quedó sola. Como no lo había estado hasta ahora. Se palpó la piel para ver si era la suya. Lo era, sin duda. Pero la sentía más fría, o no la sentía. Como si no fuera su piel. No soñó con él. Se había propuesto abrir su mundo a otros intrusos que olisqueaban su ventana. Sabía que eran pájaros de mal agüero, pero hay algo adentro que la llamaba a cruzar la línea, a entremeterse en la selva, a escrutar en el lado desconocido de la vida. Como siempre ocurre, se enteró a destiempo. Vamos, que hay un tiempo para indagar y otro para optar por una residencia u otra.

® AD ENTERTAINMENTS ||| PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

Pero, a veces, la llamada de la selva se presenta como una propuesta a la que es imposible negarse. Navegó mares que nunca después identificó en los mapas, sintió caricias que creyó que eran de ensueño, y por esa misma razón irreales, buscó en aquel hombre todo cuanto no pudo encontrar en los demás, y no lo encontró. Vamos que si lo encuentro, se decía ella misma a solas.

En su vida diaria, miraba al frente, para no perderse, respondía de modo maquinal a cualquier cuestión, sonreía sin razón alguna y por principio. Un día se cansó, porque no sabía a qué oculta razón respondía su conducta. Lo buscó, lo encontró, lo llamó. Él le dijo que sí, que fue una noche para recordarla siempre, pero nada más. A ella no le disgustó del todo. Ahora solo piensa cómo vivir el resto de sus días.

Si lo desea, puede compartir este contenido:

No hay comentarios:

Publicar un comentario