miércoles, 12 de junio de 2013

Con la misma música a todas partes

Se quedó escuchando aquella música. Lo había hecho tantas veces, que no se dio cuenta de que llevaba así tantos años, sumido en esa sensación de quien no ha sabido olvidar el pasado. Era una canción triste, de estribillo cansino, que dejaba en el paladar un sabor terroso. Hablaba, como casi todas, de un amor enconado que el tiempo no había oxidado. Se acomodó en esa postura, y volviendo a escuchar la melodía de otros días, se dio cuenta de que las canas peinaban sus cabellos, de que la piel, aún tersa, tenía un olor diferente y que la vida que le recordaba aquella canción se había agotado con tantos recuerdos por dentro que ya comenzaba a sospechar si esos olvidos de nadie también fueron los suyos.

® AD ENTERTAINMENTS ||| PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

La tarde tenía una tonalidad naranja de un verano que se precipita sin fisuras. Los últimos acordes de la canción le llevaron a optar por una decisión hasta entonces inconcebible para él. Nunca más volvería a escucharla. Había olvidado incluso el título. Y por un momento comenzó a dudar si el momento que recuperaba en la memoria con esa melodía pertenecía a una u otra mujer, si era más reciente o tan antiguo que es posible que incluso nunca ocurriera. Estaba sentado en esa misma postura cuando comprendió que el silencio ahora tenía sentido y que, durante tantas horas de acordes repetidos, él no estaba en ninguna parte, porque la memoria le había extraviado el dolor de sitio y ya ni la música le servía para lamerse las heridas que no entendía como propias.

Si lo desea, puede compartir este contenido:

No hay comentarios:

Publicar un comentario