lunes, 2 de septiembre de 2013

Aleix Saló: “El humor tiene que ser el medio y el fin frente a la crisis”

Autor de viñetas de actualidad, Aleix Saló publica Europesadilla. Alguien se ha comido a la clase media, un libro crítico y divertido que nos adentra en un territorio “en el que ni Dios sabe por dónde van los tiros”. Además, ha publicado Españistán: este país se va a la mierda (2011) y Simiocarcia: crónica de la Gran Resaca Económica (2012), que han vendido más de 80.000 ejemplares. También es autor de trabajos de animación, como Ratzinger Z, sobre la visita del Papa a Barcelona, o los videos promocionales de Españistán y Simiocracia.

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FOTO: MIGUEL ÁNGEL LEÓN

—Su libro se titula Europesadilla. No me diga que Europa no le deja dormir.

—Creo que ahora mismo no nos deja dormir a nadie. La pregunta es cuándo nos despertaremos de esta pesadilla, cuándo saldrá el sol.

—Habla en su libro de un país ficticio, Jodidonia, donde la clase media es víctima de vampiros con traje.

—Sí, verdad. Y lo jodido, de Jodidonia, es que estamos siguiendo su trayectoria paso por paso. Y se ve en el libro. Invito a verlo.

—Habla usted de un parásito al que llama “vampirus ibéricus”. Después de dejarnos sin sueldo y sin piso, ¿también nos chuparán la sangre?

—Ya llevan muchos años chupándonosla. Lo que pasa es que ahora parecía que la sangre nos sobraba. Ahora que hay poca sangre, nos dejan anémicos.

—El vampirus ibéricus es una especie “mediocre e incapaz de tener éxito en la vida”. Es decir, que no hay modo de quitárnoslos de encima.

—Y el problema no es quitárnoslos de encima, sino que entre ellos se quiten de encima unos a otros. Cuando pides que desaparezcan ciertas empresas públicas, digamos de dudosa utilidad, es como pedirle a según quién que éste despida a su mujer o despida a su cuñado.

—La Eurozona es, según usted, un engendro político al estilo Frankenstein. Vamos, que no tiene ni pies ni cabeza. O bien, la cabeza de uno y los pies de otro.

—Exacto. Y eso la convierte en un ser bastante aberrante, de caminar errático y gestión muy complicada.

—Su libro despliega un formato influido por el video que se aleja un tanto del cómic tradicional.

—Hay quien dice que hago ensayos ilustrados. No me importan mucho las etiquetas. Como doy prioridad al mensaje, pongo el dibujo al servicio del contenido. Aun así, no podría prescindir de los dibujos. Mi trabajo no sería el mismo.

—Dice usted que la globalización se está rifando una hostia y la clase media lleva todas las papeletas.

—Ya la recibimos, de hecho, esa primera bofetada de las desindustrializaciones de los 90. Lo que pasa es que, estando como estábamos, dopados de crédito, no nos dolieron esas bofetadas. Ahora duelen el doble.

—¿Por qué los recortes se aplican de forma tan chapucera y siempre para que paguen los mismos?

—Por lo que te contaba. Cuando es el propio vampiro el responsable de ejercer tales recortes, deja su núcleo de congéneres bastante más intacto. Y tiende a tocar antes sectores sensibles como educación o sanidad.

—Hay corrupción, se sabe quiénes son los corruptos, pero no hay mecanismos para castigarlos. ¿Esto seguirá siendo siempre así?

—Espero que no. Lo bueno de Europa es que nos puede obligar a contagiarnos de lo mejor del norte, mientras los del norte se contagian de lo mejor nuestro, que también lo tenemos. Y no hay que olvidarlo.

—¿Existe un paralelismo, como usted sugiere, entre la hegemonía mundial y el lugar donde se ubican los edificios más altos del mundo?

—Al menos así lo vi, tal como lo retrato en el libro. Yo creo que es una indirecta de Oriente. Que en los últimos diez años los mayores edificios del mundo estén en Asia, concretamente.

—El corto Españistán fue un éxito en la red, con más de cinco millones de visitas. ¿La venta de libros para por la red?

—Digamos que no tanto la venta, pero la promoción de cualquier cosa tiene que estar en la red. Si algo no está en la red no existe. Es la nueva tele.

—En situación de crisis, ¿la gente vota a la derecha porque está en estado de shock o porque no se entera de nada?

(Ríe). Pues cada vez distingo menos entre polos ideológicos. Al menos en este país, donde creo que el PSOE tiene poco de socialista y el PP tiene muy poco de liberal.

—¿El humor, como usted hace, es una herramienta útil para salir indemne a estos tiempos de crisis?

—El humor tiene que ser a la vez el medio y el fin mismo de nuestra forma de enfrentarnos a esta situación.

Publicado en el diario Córdoba el 11 de julio de 2013

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