jueves, 24 de octubre de 2013

Cuando despertó...

Cuando despertó, ella aún no había vuelto. Se fue a la cocina, bebió jugo de naranja y se preparó un sandwich mixto (jamón serrano y jamón cocido). De postre, un chupito de whisky, sin hielo. Después volvió a la cama. Cuando despertó, el sol se ponía. No sabía qué día era ni cuánto tiempo había estado durmiendo. De algo no estaba seguro: no sabía si ella volvería. La casa le pareció lúgubre en su ausencia. No tenía hambre, pero sí sed. Bebió una tónica muy fría. El agua tónica le recordaba a ella. No sabía exactamente por qué. Después se acostó. Soñó con trenes. No con los de ahora, sino con aquellos primeros que removieron el siglo XIX. Olió a humo en los sueños y pensó que algo en su vida se quemaba. La pesadilla lo despertó. Ella no había vuelto. No le apetecía vivir la vida que le quedaba. Así que volvió a esconderse entre las sábanas. Hasta hoy.

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