viernes, 6 de diciembre de 2013

Mirando al cielo

Se quedó mirando el cielo de un azul indefinido. Tanto, que no supo en ese instante si amanecía o anochecía. Lo peor es que tampoco le preocupaba demasiado. Fue como si el reloj de su vida se hubiera detenido en un tiempo que no existía, y se sintió flotar en el aire, sin peso, como una pompa de agua de jabón. Se sintió frágil como nunca, pequeña e insignificante, sola en un mundo ajeno. No le importó, por supuesto. Pero supo que, a fin de cuentas, la vida iba un poco de eso. Después se desvaneció por un segundo y cayó en la acera. Resbaló sin poder evitar sus tenues consecuencias. Se levantó sin dolor. Supo también que nunca podría volar. Ya no alzó la vista al cielo. Prefirió mirar adelante y no tropezar.

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