domingo, 7 de octubre de 2012

Goñi Tirapu: “No se puede olvidar nunca que un hijo es de ETA”

El ex gobernador civil de Guipúzcoa, José Ramón Goñi Tirapu, narra en Mi hijo era de ETA el drama de un padre que descubre que su hijo pertenece a la banda armada. Veinte años de silencio se rompen en estas páginas. A punto de cumplir de 70 años, solo espera volver a verlo. Sobre todo ahora que ETA ha abierto una esperanzadora tregua. Al frente de la lucha antiterrorista en su tierra guipuzcoana entre 1987 y 1990, confiesa que le ha costado escribir estas páginas, porque el infierno que lo habita se extiende también a otros miembros de su familia.


FOTO: MIGUEL ÁNGEL LEÓN

Mi hijo era de ETA es un libro de amor. ¿Lo escribió pensando que un día dejará la banda y volverá?

—No. Lo he escrito hace poco tiempo, cuando ya la banda había dicho que se acabó.

—Un teniente coronel de la Guardia Civil le dijo que buscaban a su hijo por pertenecer a banda armada. Se quedaría de hielo. ¿Nunca sospechó nada?

—No. Imposible. Imposible de poder meterme yo en esa locura. Fue ese seguramente el momento más duro de mi vida y contradictorio entre el amor al hijo y la repulsa máxima hacia lo que representaba mi hijo, que era ETA.

—Veinte años, callado sin saber nada de su hijo. ¿Por qué ahora le reclama?

—Si yo lo hubiera escrito antes, habría sido seguramente inútil. Ahora que ETA termina, aunque los odios y los gravísimos problemas que han generado no han terminado, creo que es el momento en que mi hijo puede tener alguna posibilidad de salir de esa mafia y, por lo tanto, yo quiero hacer un enorme esfuerzo, escribiendo este libro lo hago, para que mi hijo vuelva.

—Cuando lo encuentre, ¿qué le dirá?

—Le reprenderé durísimamente y luego le abrazaré con todo mi amor.

—Dos de sus hermanos militaron en ETA político-militar, y se reinsertaron. Otro permanece huido en Francia, como su hijo. ¿Cómo se vive día a día una vida como la suya?

—Es muy difícil. Mi contradicción es la contradicción de la sociedad vasca. Miles de familias viven dramas similares al mío.

—“ETA no volverá a matar, necesito recuperar a mi familia”. ¿Son solo deseos o cree que la paz llegará a Euskadi?

—Ambas cosas. Es inevitable que el final de ETA llegue y deseo fervientemente y tengo esperanza de que eso sea así.

—“Me siento muy culpable por tener un hijo etarra”. ¿Somos culpables los padres de cómo son nuestros hijos?

—Es un sentimiento en un instante en el que me entero de que pertenece a ETA. He reflexionado y no puedo ser culpable del ambiente envenenado de parte de una sociedad que es la mía, la vasca.

—Sintió que debía ayudar a la Guardia Civil a detener a un terrorista, pero también ayudar a un hijo. ¿Logran resolverse esos dilemas algún día?

—No. Seguramente no. Cuando yo lo vea, si es que lo veo, yo le diré que lo primero que tiene que hacer es resolver los problemas con la justicia. Por lo tanto, mi dilema es sacarlo del círculo opresivo que significa ETA para los suyos, y de esa manera poder liberarle de esos veinte años de pertenencia a ETA.

—¿Hay olvido para un dolor como el suyo?

—Sí. Posiblemente, sí. No se puede olvidar nunca. Lo que pasa es que no me va a hacer sufrir ese dolor si yo consigo recuperar a mi hijo.

—Gobernador civil de Guipúzcoa entre 1987 y 1990. Padeció varios intentos de asesinato. ¿Alguna vez temió por su vida?

—Sí, sí. Lo supe a posteriori, pero en uno de ellos fue inmediato, cuando intentaron lincharme después de la salida de un funeral. Estuve con grave riesgo de perder mi vida linchado por aproximadamente mil fanáticos.

—Su hijo no está manchado de sangre. ¿Eso da esperanza?

—Sí. Lo contrario hubiera sido terrorífico para mí.

—Su segunda mujer, con la que vive, siempre le comprendió, aunque no es la madre de su hijo. ¿Fue un pilar fundamental?

—Ha sido muy importante para mí el apoyo de mi mujer, teniendo en cuenta que tampoco podía ir diciéndolo por cualquier sitio. He mantenido un silencio hasta ahora que he escrito el libro.

—Espera que su hijo lea este libro. ¿Alcanza a sospechar qué sentirá?

—Habrá un momento seguramente de rechazo, pero luego se dará cuenta que es un libro escrito con amor pero sin dejar de ser José Ramón Goñi.

—Algún día, ojalá muy próximo, ETA entregará las armas y pedirá perdón. Ese día su hijo volverá. ¿Cuántas veces soñó con que esta pesadilla ya se acababa?

—Veinte años pensando en eso.

Publicado en el diario Córdoba el 9 de agosto de 2012

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