martes, 7 de abril de 2015

Solo

Está solo. Siempre estuvo solo. ¿Acaso importa? A él, no. A los demás, tal vez. Se pregunta insistentemente por qué quienes le rodean, todos, tienen miedo a la soledad, a abrir la puerta y que al otro lado no haya nadie, mirar al espejo y que el espejo devuelva la misma mirada, el vacío de la casa, la monotonía de los días adyacentes. Nada ahí más allá de sus ojos que su propia mirada, sin otros ojos que contemplar y otras manos que compartir. Está de pie, observando a un hombre que es como él, sin ser el mismo.

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Identifica las canas abundantes, las arrugas inminentes de una piel tersa y cansada a la vez. Las manos suaves, de teclear palabras inconexas. Las piernas alerta, por si hay que huir de las autoridades o hay que salir de noche buscando una mujer joven y dispuesta. En los ojos, él lo sabe, no solo hay una mirada que refleja el espejo, sino trozos de una existencia que él olvida inexorablemente, como si un óxido exterminador se trepara por la memoria arrasando días felices, noches de insomnio, amores secretos, viajes de ensueño, propósitos en desuso, pretensiones inalcanzables, milagros fortuitos y compensatorios, empeños perennes, sueños irreconciliables, horarios prolongados, lecturas embriagadoras, amigos leales, alguna mujer que siempre le quiso, otras que le olvidaron sin fecha y con perjuicios y sin resolución posible, palabras que dobla en la cartera como si fuesen su documento de identidad, frases expropiadas a otros escritores y de las que hace un uso exquisito, fagocitadas hasta el punto de que piensa que él mismo las creó, canciones que le devuelven una melancolía empanada e indigesta, y siempre ese regreso a donde él quiere estar, leyendo, escuchando su voz de alondra enamorada, despeinándolo, midiendo sus palabras mordaces e irónicas, atenta a sus movimientos de viajero sentado, a su lado, dejando que el tiempo pase inexcusablemente, que no le importe a ninguno de los dos.

Después, anochece, el espejo borra la sombra de un hombre que ahora duerme, y afuera la noche recoge estrellas extraviadas.

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