domingo, 24 de mayo de 2015

El viaje

Una mañana cualquiera, como hoy, despiertas y ves el día grande y arrebatador, como una mujer tendida a tu lado. Te vistes sin prisas, desayunas con generosidad, bajas a comprar el periódico, aunque ya sabes de qué va la cosa. Hoy quieres perderte, sin decir adiós a nadie, sin saber exactamente por qué. Quieres andar sin rumbo, o subir al coche y poner kilómetros de por medio. De vez en cuando, no importa navegar mirando al horizonte, donde todo es azul y monocorde, donde nadie sabe quién habita, si habita alguien.

® AD ENTERTAINMENTS ||| PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

El viaje tiene la incertidumbre de la lectura y la pasión de las mujeres que se conocen a las tres de la madrugada y te persiguen de bar de bar y acaban desayunando contigo en un hotel de carretera o en un motel extraviado en el extrarradio de la ciudad. El viaje, en realidad, comenzó mucho antes, tal vez esa tarde lluviosa donde no sabías a donde ir y te quedaste solo y aplastado bajo la pantalla de plasma soñando historias que no te eran propias.

Lo grave es que esas tardes se repiten, y una con otra van conformando tu propia biografía, que rechazas por inicua y sórdida. Una mañana cualquiera, sin embargo, como puede ser hoy, sabes que un taxi te espera abajo del edificio. Te cargas del equipaje mínimo, dos libros, una botella de pisco, el teléfono, para que nadie piense que te fuiste de este mundo, y te abres a ese otro sueño postergado que se oxida en tus entrañas como un queso que fermenta en la bodega.

Un rato más tarde, consciente de la decisión adoptada, ignoras dónde amanecerás mañana ni con quién. Y esa sensación sombría y sensual te hace olvidar esa otra media vida que dejaste somnolienta y desorientada, como un periódico leído y arrugado, en el sillón relax de todas aquellas tardes vacías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario