martes, 11 de septiembre de 2012

El futuro en una tartera

Sandra Peralta aparece hoy en las primeras páginas de los diarios portando una tartera y un cartel que reza: “Menos tupper. Más maestros. Más libros”. Y una frase con la que se puede aupar al pódium de las mejores entrevistadoras de este país. Dice ella que solo quería preguntarle a Esperanza Aguirre si llevaría a su hijo al colegio con un tupper de comida para recalentar.

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En esa frase aparentemente ingenua se esconde el mapa mejor dibujado de la España que está naciendo. Con esa sola frase nos ha descrito la topografía de un mundo que se cae arañado por la melancolía soberbia de que otros tiempos fueron mejores.

Si la pregunta es buena, me gustaría conocer la respuesta de la presidenta de la comunidad de Madrid, en la que el cinismo más brillante hubiera brillado como perla única, solo comparable a la perla de John Steinbeck, de mejor recuerdo y prosa por supuesto.

En esa expresión indignada de una madre desesperada que friega suelos para sobrevivir veo reflejada la sombra de una España que vivió sueños de porcelana y que la despertaron nada más amanecer para habitar una tierra cuarteada de desempleo y de pérdida de autoestima. Y sobre todo, de diferencias sociales que se abren como meandros en un río que desemboca sin freno en el mar de la desesperanza y del descontento.

Las tarteras y lo que llenan las tarteras simboliza la mayor brecha social abierta desde aquellos tiempos incautos y hermosos de la Transición. De ahí estos lodos. Quién hubiera imaginado entonces que una tartera sería la metáfora de la pobreza, el estandarte de la desigualdad, el símbolo inequívoco de que todos los sueños tienen caducidad.

Se nos ha caído el futuro como hoja de otoño, una hoja que imaginamos perenne pero que ahora nos agachamos y recogemos amarilla y muerta y que sacudimos con una esperanza mustia por si aún le quedara algún latido de vida intacto.

Veo a esta mujer con una tartera en la puerta de un colegio y me sobrecoge un espasmo frío y ajeno, porque no sé cómo decirle que la vida se puede inventar de nuevo, a pesar de todo.

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