lunes, 28 de octubre de 2013

Después del deshaucio

Cuando despertó, un rayo de sol lo deslumbró. Estaba tendido en un banco del parque. Ya era media mañana y los ancianos ocupaban sus asientos como cada día. Había soñado sin convicción, como quien entra en propiedad ajena. Tenía un sabor agrio en la boca y una sensación de sentirse libre que no entendía del todo. Entonces fue consciente de que lo habían desahuciado, y aquella había sido su primera noche a la intemperie. Por primera vez en su vida se vio sin nada que hacer, con todo un día por delante para administrarlo como le viniera en gana. Y con muchos días después para dar a su existencia un nuevo sentido. Se quedó mirando a los viejos buscando el sol. Después, se tendió de nuevo en el banco. Y adoptó la decisión más firme hasta entonces: hoy, a partir de hoy, no iría al trabajo. Acababa de autodespedirse. Más tarde se quedó dormido.

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