lunes, 17 de febrero de 2014

Tan joven

Después de todo, ella no sabía quién era él. Se habían conocido esa misma noche. No sabía de su pasado tormentoso, ni de las consecuencias de no meditar los pasos cuando los impulsos los guían. Es cierto que es muy joven y que a esa edad el corazón borbotea sin espesuras, a una velocidad invisible y acelerada que todo lo confunde. Que no era su hombre lo sabe ahora, pero ella no se arrepiente de nada. Era un miserable, un delincuente, un impostor. Ya te leí su currículum. La policía lo buscaba.

® AD ENTERTAINMENTS ||| PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

Ella declaró que no sabía nada, que lo conoció esa misma noche, que no le contó nada de su vida, que ya no quiere saber nada de él ni de sus andanzas. Eso le dijo al juez, que no quería saber nada de ese hombre. Pero tú y yo sabemos que no es así. Se le metió adentro, por ese sitio por donde no cabe una aguja y por donde es imposible expulsar su recuerdo. La miro y sé que está pensando en él, que quiere estar con él. Miro ahora mis años de juventud y sé por mí por dónde ella se está muriendo.

A él un día lo pillarán, muerto o vivo. Está escondido en los montes. Le dispararán como a un conejo, le apuntarán con intención de matarlo y caerá como un saco lleno de ramas por esas rocas que dan al río. Ojalá logre escapar, para no escucharla a ella llorar cuando sepa que está muerto, que su vida son dos mitades sueltas e inconexas: una, que comienza a pudrirse; y otra, que conservará en formol, sin latir, como un dibujo inanimado. Después, cualquier día, la pena se le pondrá más gorda, como un puñado de sal húmeda, y querrá irse con él sin importarle el mundo que deja atrás. La miro joven, muy joven, y sé que ya se ha comenzado a morir tan pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario