miércoles, 6 de febrero de 2013

Las cartas de John Lennon

John Lennon nunca dejó de sorprenderme. Si él hubiese conocido estos tiempos de mansedumbre, con la que está cayendo, ya habría mostrado de manera sobrada su indignación y su furia. Ahora su amigo Hunter Davies ha recopilado 250 misivas para su publicación. En estas cartas encontraremos, posiblemente, rastros de una biografía que él no tuvo la oportunidad de escribir.

® AD ENTERTAINMENTS ||| PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

Su muerte imprevista y estúpida tronó aquel año como si un terremoto interior nos removiera sin sentido las piezas de una existencia que cada vez entendíamos menos. Con su asesinato, todos empezamos a madurar y a morir un poco más deprisa, huérfanos de alguien a que también le desorientaba la vida y que, tal por esa razón, la cantaba con desgarro y ternura al mismo tiempo. Después no nos quedó nada, solo la sensación incoherente y frágil de una orfandad innecesaria y el sentimiento huidizo de haber trasgredido a sangre fría nuestra propia alma.

Cuando alguien se nos muere, también nosotros nos vamos un poco con ellos, sin dejar rastro en los otros, con el disimulo inútil de mostrar una coherencia que no queremos y una frialdad impropia de seres que encontramos la felicidad en una música que era una angustia ajena y prodigiosa. Su afrenta no fue otra que gritar cuando otros callaban, componer melodías eternas y encontrar en una mujer inteligente y fea todo aquello que el mundo le negó.

En una de esas cartas que ahora ve la luz, John le escribe a Paul McCartney: “¿De verdad crees que la mayor parte del arte actual ha surgido debido a los Beatles? No creo que estés ten loco, Paul. Por supuesto que cambiamos el mundo, pero trata de llegar hasta el fondo”.

Jesús Ruiz Mantilla ha escrito que los expertos llaman a esta carta La bronca de John, después del pepinazo que McCartney le propinó en el álbum Ram. No sé si cambiaron el mundo, pero sí nuestra adolescencia y nuestra juventud, y ya separados, seguíamos escuchando sus canciones irrepetibles e imperecederas, con la consciencia equivocada de que este mundo no hay quien lo cambie. Ahora, leyendo esta correspondencia ya sin dueño, sabemos que toda biografía es incompleta, pero puede ser también conmovedora después de tantos años.

1 comentario:

  1. Nos esperaría mejor suerte si existieran mas personas como Lennon: "con la cabeza en su sitio y no en otras partes", llenas de hibris.

    ResponderEliminar