Después se quedó sola. Como no lo había estado hasta ahora. Se palpó la piel para ver si era la suya. Lo era, sin duda. Pero la sentía más fría, o no la sentía. Como si no fuera su piel. No soñó con él. Se había propuesto abrir su mundo a otros intrusos que olisqueaban su ventana. Sabía que eran pájaros de mal agüero, pero hay algo adentro que la llamaba a cruzar la línea, a entremeterse en la selva, a escrutar en el lado desconocido de la vida. Como siempre ocurre, se enteró a destiempo. Vamos, que hay un tiempo para indagar y otro para optar por una residencia u otra.
Pero, a veces, la llamada de la selva se presenta como una propuesta a la que es imposible negarse. Navegó mares que nunca después identificó en los mapas, sintió caricias que creyó que eran de ensueño, y por esa misma razón irreales, buscó en aquel hombre todo cuanto no pudo encontrar en los demás, y no lo encontró. Vamos que si lo encuentro, se decía ella misma a solas.
En su vida diaria, miraba al frente, para no perderse, respondía de modo maquinal a cualquier cuestión, sonreía sin razón alguna y por principio. Un día se cansó, porque no sabía a qué oculta razón respondía su conducta. Lo buscó, lo encontró, lo llamó. Él le dijo que sí, que fue una noche para recordarla siempre, pero nada más. A ella no le disgustó del todo. Ahora solo piensa cómo vivir el resto de sus días.

Pero, a veces, la llamada de la selva se presenta como una propuesta a la que es imposible negarse. Navegó mares que nunca después identificó en los mapas, sintió caricias que creyó que eran de ensueño, y por esa misma razón irreales, buscó en aquel hombre todo cuanto no pudo encontrar en los demás, y no lo encontró. Vamos que si lo encuentro, se decía ella misma a solas.
En su vida diaria, miraba al frente, para no perderse, respondía de modo maquinal a cualquier cuestión, sonreía sin razón alguna y por principio. Un día se cansó, porque no sabía a qué oculta razón respondía su conducta. Lo buscó, lo encontró, lo llamó. Él le dijo que sí, que fue una noche para recordarla siempre, pero nada más. A ella no le disgustó del todo. Ahora solo piensa cómo vivir el resto de sus días.
Si lo desea, puede compartir este contenido:
No hay comentarios:
Publicar un comentario