sábado, 25 de abril de 2015

El otro lado de la vida

Le dijo que volvería. Sus ojos ocultaban una felicidad reciente, conmovedora, diferente. Se lo dijo besándolo, con una tristeza desconocida para él, como si el mundo, en tres segundos, fuese a estallar en fragmentos microscópicos. Lo miraba con la necesidad urgente de la huida y con el error evidente de la partida. Pero el mundo, allá afuera, ofrece posibilidades, otras posibilidades, que no son compatibles con la serenidad encontrada a su lado. El mundo, allá afuera, gira más rápido sobre sí mismo y desmocha por montes donde nadie puede contener el paso, y se adentra por vericuetos insospechados, y se estrecha en abrazos que cortan la respiración.

® AD ENTERTAINMENTS ||| PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

Ella no le dice nada de esto. Para qué. Quiere que la despedida sea breve, indolora, sutil, discreta. Solo piensa que allá afuera alguien la espera, alguien a quien no conoce, y ese desconocimiento la puede, la enajena. Sabe que las nuevas oportunidades siempre dejan un rastro de sangre que nadie ve, pero que oscurece el camino andado. Él entiende, sin embargo. No queda otro remedio. Le dice que tenga suerte. Y en esas palabras sin más significado, ella traduce otra lectura: sabe que el proceso del olvido se hace inevitable. Ahora, mirando dese la ventanilla del tren paisajes que se pierden inevitablemente, sabe que no hay viaje de vuelta. Y esa sensación cierta le hace medir el futuro con cautela, transforma la pasión en un capricho; la seducción, en un antojo; el riesgo, en un vacío distinto. Sabe que no hay vuelta atrás.

A él, por el contrario, no le queda más remedio que echar el aldabón al pasado y pasar página. Y en ese tránsito inevitable, las páginas vacías de ese libro que es su vida, se le antojan novedosas y frágiles, pero al mismo tiempo necesarias y sugerentes, como una mujer desnuda que le llama desde otra parte y le espera desnuda en la cama de nadie, con una propuesta que ningún hombre osaría rechazar. Es el destino, se dice, y sonríe sin saber bien por qué. Ella, desde el otro lado de su vida, le ve sonreír, solo, ausente de sus inquietudes, tal vez también feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario