lunes, 21 de enero de 2013

Leopoldo Abadía: “A Merkel hay que canonizarla en vida”

Doctor ingeniero industrial, padre de 12 hijos y abuelo de 43 nietos. Publica El economista esperanzado. Manual de urgencia para salir de la crisis. Autor también del best seller La Crisis Ninja y otros misterios de la economía mundial o de ¿Qué hace una persona como tú en una crisis como esta? Leopoldo Abadía prefiere el rescate a volver a la peseta. Piensa que Merkel es la única persona con las ideas claras en Europa. Y cree que el final de la crisis se acerca.

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FOTO: MIGUEL ÁNGEL LEÓN

—El final de la crisis se acerca. Deme un dato fiable.

—Que los bancos echarán dinero a la calle y que haremos un examen a fondo de las administraciones públicas en qué tiran el dinero.

—Pero ya nada será como antes.

—No. Porque creo que es muy bueno que nos hagamos mayores y que nos demos cuenta de que duros a cuatro pesetas ya no se venden.

—Usted defiende lo que llama revolución civil. ¿Me lo puede explicar en menos de lo que canta un gallo?

—Revolución civil es revolución interna, mía. O sea, que tenga criterios. Que sepa distinguir las tonterías de las no tonterías. Y que no haga caso al cantamañanas que me diga algo.

—“Esta es una crisis de decencia”. ¿Lo dice por los indecentes que se han llevado nuestro dinero?

—Sí. Lo digo por los sinvergüenzas que hay en la política, en las finanzas, en lo social, en todo.

—Usted se lo pregunta en el libro y yo se lo pregunto: ¿Cómo se globaliza la ética?

—La falta de ética es la suma de muchas faltas de ética individuales. Por tanto, la globalización de la ética exige la suma de muchas conversiones a la ética individuales.

—Le entusiasmaría pertenecer a los Estados Unidos de Europa. ¿Un sueño viable?

—Sí. En un plazo de cinco o diez años.

—“Merkel es la única persona con ideas claras que hay en Europa en estos momentos”. ¿No le parece que las tiene demasiado claras?

—No. A Merkel hay que canonizarla en vida, porque está poniendo orden en nuestro país.

—Usted propone que la banca pida perdón y restituya el dinero perdido con sus intereses. ¿Le ha hecho caso alguien?

(Ríe). Nadie.

—No éramos ricos pero vivíamos por encima de nuestras posibilidades. ¿Cuándo se rompió el sueño?

—Cuando los bancos empezaron a ir muy mal y nos cortaron el grifo al crédito.

—Ve positiva la emigración de jóvenes titulados que buscan empleo en una aldea global.

—Si viven en una aldea global, no es emigración. Van a uno de los barrios de la aldea global.

—Si hoy se hiciera el cambio de moneda de la peseta al euro, el euro valdría 257 pesetas. Tradúzcanos el dato.

—No sé. Solo se me ocurre decir: “¡Qué horror!”

—Según usted, el problema no son los funcionarios. ¿Pero por qué les hacen pagar el pato?

—Seguramente porque es más fácil echar a funcionarios que a parlamentarios, que es lo que haría falta.

—Habría que llamar a la burbuja inmobiliaria “fiesta nacional”. ¿Tanto le divierte?

—No. Tanto nos divirtió. A mí no me divierte nada.

—¿Prefiere que nos rescaten o volvería a la peseta?

—Prefiero que nos rescaten. No quiero volver a la peseta. Pero sin olvidar que el rescate es un salvavidas que hay que devolver y pagar con intereses. No es un regalo. Es un préstamo.

—¿Es todavía tiempo para la esperanza?

—Por supuesto que sí. Porque nos vamos a hacer mayores. Seguro.

Publicado en el diario Córdoba el 7 de enero de 2013

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