domingo, 24 de marzo de 2013

Carlos del Amor: “La vida a veces es una película de terror”

Periodista cultural en TVE y escritor. Publica La vida a veces, su primer libro de relatos, en el que los aspectos extraordinarios de la vida cotidiana son expuestos con sensibilidad y humor. Carlos del Amor enfoca sus crónicas en el Telediario de una manera muy concreta y personal. Colaborador en el programa No es un día cualquiera, de RNE, donde aporta una mirada diferente sobre la actualidad. Asimismo, ha cubierto informativamente los principales festivales de cine del mundo.

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FOTO: MIGUEL ÁNGEL LEÓN

—Acostumbrado a contar historias en poco más de un minuto, ¿le aturde los límites imprecisos del libro?

—Sientes más vértigo del que estás habituado. Sientes el vértigo en esos diez o doce folios que tienen cada relato y sientes la liberación de no tener tampoco que ceñirte a ese minuto y medio.

—¿Escribir fijando la mirada en el detalle de una imagen ayuda a contar una historia?

—Mucho. Yo creo que desde un detalle se puede explicar prácticamente todo, incluso la vida.

—Le inspiran las pequeñas grandes historias. ¿Esconden mejor la esencia de la vida?

—Totalmente. La vida con minúsculas, no la vida con mayúsculas, es decir la historia con minúscula, se compone de pequeños detalles y de conocer qué le pasa al vecino de al lado.

—El libro es también un homenaje a Ortega y Gasset, que inventó una palabra sin la que es imposible vivir: vivencia.

—A mí me maravilló saber que alguien es capaz de inventar una palabra como vivencia. Y una maravilla más que hasta Ortega no existía esa palabra.

—Se autodefine como “un enviado especial a la vuelta de la esquina”. ¿Es esa la guerra más peligrosa o la más próxima?

—Es la más apasionante. A la vuelta de la esquina puedes encontrar la mayor de las aventuras sin coger un avión.

—¿No le apetecería ser corresponsal en la profesión periodística para describirnos qué está pasando en casa?

—Pues es una buena corresponsalía. Es muy bonito leer tu nombre y corresponsal en casa. Un corresponsal para contar lo que pasa en casa.

—La casualidad puede, en ocasiones, transformar nuestra existencia. ¿Esos hechos fortuitos e inesperados son la espina dorsal de su libro?

—Totalmente. Yo creo que la vida es una sucesión de casualidades y que una nos lleva a la otra, y que un instante te la puede cambiar por completo.

—Cuando se le disipaba la inspiración, ¿se pegaba un chute de whisky o abría un álbum de fotos para sentirse como en la tele?

—Abría un libro de fotos, por ejemplo, de algún fotógrafo célebre, y a lo mejor lo acompañaba de un chorrito de algo.

—“La vida a veces es la mayor de las aventuras”. ¿Lo dice por los desahuciados, los parados o por aquellos otros que huyen de la sombra de un ERE?

—No. Por desgracia, la vida a veces es una película de terror.

—En su libro deja unas páginas en blanco para que los lectores escriban esas historias que no se pueden permitir olvidar. ¿Le han escrito ya alguna que sea publicable o, al menos, confesable?

—No. Me han escrito dos o tres pero creo que eran pertenecientes al plano íntimo del lector que me la enviaba. Pero creo que la gente va entrando a ese juego que les propongo: que sean coautores del libro y eso es gratificante.

—Trabaja en un medio audiovisual. Le inspira el papel impreso. ¿Cómo anda de adicción a las redes?

—Soy un adicto controlado. Es decir, las utilizo mucho. Tengo Twitter. Tengo Facebook, pero sabiendo lo que son y utilizándolas como una herramienta más que como un modo de vida.

—Improvíseme una pequeña gran historia en 140 caracteres.

—Llegó a La Apetecible y le dieron a probar un muy buen vermut. Y al probarlo sintió la esencia de quien lo había fabricado en un pueblo cercano.

Publicado en el diario Córdoba el 22 de marzo de 2013

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