domingo, 14 de abril de 2013

La Cospedal y los escraches

Esta mañana me levanté muy sereno, como casi siempre. El día es luminoso y un aire de fiesta y de paz se respira alrededor. La mañana llama a coger la bicicleta, o a pasear por la orilla del río, o acercarse en coche a La Palma del Condado para degustar las habas con poleo y los vinos del lugar. Pero ojeo la primera página del periódico y la mala leche se me sube por las venas hasta atacarme.

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La frase de la Cospedal es una perla negra, y dice más o menos que los escraches son “totalitarismos y nazismo puro”. Esta buena mujer, cuyos parientes y cuya ideología está tan cerca del nazismo, sabe perfectamente lo que dice, porque ella se conoce a sí misma mejor que nadie. Cuando la oigo hablar me dan náuseas. Solo le interesa multiplicar sus muchos sueldos y a su marido hacer negocio con los hospitales privatizados que son nuestros. Todos los negocios de esta gente se basan en apropiarse de lo público –es decir, de lo nuestro- y hacerlo rentable también a nuestra costa. A saber qué esconden esta pareja de listillos de la ultraderecha española.

No soporto a la gente que, cuando habla, piensa que se dirige a un público poblado de gilipollas. De verdad que la cara dura de la Cospedal me saca de quicio. Que los sinvergüenzas hablen de ética o de moral me pone enfermo. Imagino que esta mujer, cuyas entendederas no se alzan un palmo del suelo, sospechará que los parados y desahuciados y demás damnificados de sus correligionarios deberán esperar impacientes a que les roben hasta el alma. Calladita está mejor, pero nadie de su partido se lo dice. A ver si esta señora acaba de enterarse de una vez que los tiempos del mosqueo ya están dando paso a la etapa del escrache, de la mala leche, del no poder aguantar más, del insulto y la condena a quienes no tienen respeto a los demás.

Más le vale que amañe menos euros en su bolsillo, que aprenda a hablar, que lea un poco, que no sea católica si no guarda sus preceptos, y que nos deje en paz esta mujer que del nazismo posiblemente sepa bastante más que aquellos que, indignados, utilizan el escrache como herramienta de expresión contra la explotación de una banda de políticos sin alma que solo rezan a dios para que sus cajas de caudales se multipliquen a costa de quienes les rompen los sueños inmerecidos en unos escraches que me parece lógico que detesten. Si me lo hicieran a mí me daría una vergüenza tremenda y no podría salir a la calle. Y menos culpar de ello a gente de buena voluntad que solo pretende vivir, aunque solo sea modestamente. El sistema se lo ha quitado todo y esta gente de la derecha quiere que además se queden calladitos, como en misa. Que dios y el diablo les coja confesados, porque pasar a la historia como simples mequetrefes tiene cojones.

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