lunes, 5 de agosto de 2013

Un crimen inventado

No importa lo que le dijera. El caso es que entró llorando, cerró la puerta con un golpe seco y estruendoso y subió la escaleras de dos en dos peldaños. No dijo buenas noches, ni nada. Como si viviera sola en la casa. Algo muy extraño en ella, que siempre fue cariñosa y dócil, muy de su casa, vamos, una chica muy decente. Hasta que empezó a salir con ese hombre. Usted lo ve y sabe de antemano que algo fatal va a ocurrir. Pero ella se encaprichó por él. Usted es policía y conoce a gente así, y por eso sabe lo que le digo.

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Fue después, a los diez minutos o así, cuando oímos el disparo. Nos extrañó, porque en casa nunca hubo armas. No sé de dónde la sacaría, corren unos tiempos extraños y difíciles. Subimos todo lo deprisa que pudimos y la vimos tirada en mitad de la habitación con la cabeza abierta y los sesos desparramados por el parqué, todo salpicado de sangre oscura, muy oscura, casi negra. Nunca lo pude imaginar, que la sangre fuera así. Le dije a mi señora que no mirara, que por favor no mirara. Pero ella, a diferencia de nuestra hija, nunca fue dócil, y se tiró sobre el cadáver de su hija, con unas lágrimas enormes y unos gritos que podían desesperar a cualquiera.

Usted sabe lo que le digo, porque es policía y habrá visto muchas escenas como esta que le describo. Después la casa se llenó de gente, de vecinos, de otros que cruzaban por la calle, de algunos curiosos. La sangre atrae a las fieras. Tiene un olor salado, pastoso, que todo lo contamina. Pero, claro, en el cine, la sangre no huele. Por eso yo siempre digo que el cine no es el arte más real. Es falso. Son solo imágenes, y la vida está llena sobre todo de olores. Usted ve a Marilyn y si no huele a Chanel Nº 5, esa puede ser cualquiera menos la Monroe.

No, no me gusta el cine, porque en el cine la sangre no huele y las muertes son falsas. En la realidad, las muertes son tenues, incluso dulces, muy rápidas. A veces, un tanto angustiosas, pero muy leves. En el cine son demasiado falsas. Vimos la película aquí sentados, y yo le dije a mi mujer que si a nosotros nos pasara eso, que no nos pasará, sería de otra manera. Será por el cine, digo yo, que no sabemos descifrar los encajes de la vida. Usted lo debe saber mejor que yo, que es policía. Pero eso sí, una pregunta solo, es preciso cerrar estas rejas, pregunto, tenerme aquí encerrado por algo que no hice. Ese hombre quería aprovecharse de mi hija, y yo solo puse tierra de por medio. Usted lo sabe mejor que nadie, que es policía, y habrá visto muchos casos como este. Pero seguro que no ha visto ninguno igual en el cine.

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