lunes, 9 de septiembre de 2013

Ella no lo entiende

Claro, que ella no puede afirmar que, porque él no la llame o no venga a verla, todo se haya ido al traste. Le dijeron que andaba con otra, bueno, con otras. Y ella, que maneja las herramientas de la retórica como dios le da a entender, asegura que todos los hombres tienen o han tenido sus devaneos. Sin ir más lejos, le dice a la otra, tu novio se las trajo con conmigo, como bien sabes, o bien quiere ignorar, pero yo lo mandé a paseo, por supuesto después de un buen refregón. Y él qué te dijo, le dice ella a la otra, no te dijo nada, aunque tú sabías que él baila con cualquier falda que se mueve, hasta que la deja sin falda, por supuesto. La otra calla. No puede decir nada. Y ella insiste en que su hombre no es como todos. Lo es, sí, pero también algo distinto. Volverá, me preguntáis, claro que volverá. No se atreverá a dejarme así, con la ropa recién planchá, vamos, no estoy para bromas.

Es cierto que hace unas semanas, o tal vez un mes, o más, que me tiene así de los nervios, que ya apenas alcanzo a contar. Pero cuando venga se va a enterar, a la calle no sale hasta que se me olvide. Porque volver tiene que volver. Adónde va a ir un desgraciado como él, que solo yo lo puedo querer. Igual se ha confiado, o se ha perdido, es un poco despistado. Pero ese vuelve, como me llamo como me llamo. Ese vuelve o aquí pasa algo. Aunque pasar, ya ha pasado, eso sí. Y ahora qué le digo para que vuelva, o qué le digo cuando vuelva. Porque ni se me pasa por la cabeza que no lo haga. Yo no sé vivir sola, y él, que es como es, caerá en las manos de cualquiera. Pobrecito. No entiendo a los hombres. Ni él entiende que yo sufra mientras lo estoy esperando. Que ya se tarda. Porque si al menos supiera con quién anda, dormiría tranquila. Pero esa sensación es muy fuerte y no me deja. Y ni siquiera se le ocurre llamar para decir que no vuelve, claro.

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