sábado, 9 de noviembre de 2013

Una broma

Ya no me esperes, porque he cruzado la línea que conduce a ninguna parte. Tampoco me olvides, porque no puedes andar por ahí con media vida vacía. No creas que fui un impostor de mí mismo, sabes que me cuesta cambiar de nombre y de calle: me pierdo en el mundo. No le digas a nadie que intentamos ser felices: los psiquiátricos conservan muchas camas vacías. Cuando te vayas, no des un portazo: me cuesta poner en orden los sueños si me desvelo. Si no te digo adiós, no me lo reproches: me gustan poco las despedidas. Cuando me hayas olvidado –porque volverás a intentarlo-, apiádate de mí: estaré solo buscándote como un vagabundo. Y si no me olvidas, vuelve: solo pretendía darte una broma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario