miércoles, 15 de enero de 2014

A su lado

Cuando despertó, ella estaba a su lado. No dormía. Le miraba fijamente, como siempre hizo. Duerme, le dijo. Siempre estaré a tu lado. Es cierto. Ella siempre estuvo a su lado. Sin dudas y sin rechazos, con y sin otras posibilidades. Había elegido el lugar donde quería estar. Él, como es lógico, a veces dudaba de una fidelidad tan férrea. Y ella sonreía sin inocencia ante una actitud tan ingenua. Lo he dejado todo para estar aquí, le decía. En realidad, siempre se lo dijo sin propósito alguno de convencerlo de que era así. Sin más. Él, de vez en cuando, volvía a preguntarle por sus sentimientos. Ella, quizás cansada, no le respondía, o le bromeaba diciendo un disparate. Después de tantos años, no merecía otra respuesta. Él, entonces, la miraba sin decir nada. Sabía que seguía estando allí.

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