miércoles, 16 de abril de 2014

Agustín Fernández Mallo: "Toda mi literatura es una investigación sentimental"

María Kodama, viuda de Jorge Luis Borges, prohibió su último libro. Aunque Agustín Fernández Mallo reconoce, con sorna, que debió consultarlo en sueños con el maestro, pero que después hizo lo que le dio la gana; es decir, todo lo contrario. Conocido por el Proyecto Nocilla y por acuñar el término Postpoética, publica ahora Limbo, una novela poética y turbadora. Mientras tanto, trabaja en otras dos novelas y en un poemario, pero todavía no sabe exactamente qué serán.

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FOTO: Miguel Ángel León

- Del Proyecto Nocilla a Limbo, con parada en Borges. Una novela que es una “investigación sentimental”.

- Bueno, toda mi literatura es una investigación sentimental. Pero quizás aquí, como los personajes hablan en primera persona, parece más acentuado o más llamativo. Pero yo no concibo la literatura sin una investigación sentimental.


- Concibe la novela como un poema. No programa nada. ¿El azar siempre conduce a un buen guión?

- No. Hace falta además talento, y suerte, y unos nervios bien templados para acometer toda esa complejidad.

- Los números y las letras están ligados por su capacidad de humanizar. Dígame cómo se crea belleza con una o varias cifras.

- Bueno, la simple suma ya es una belleza. Pensar que se pueden sumar dos cosas es un acto eminentemente metafórico.

- “Solo la palabra es capaz de articular una mentira”. ¿Qué será de nosotros cuando los políticos descubran esta gran verdad?

- ¿Pero no la han descubierto ya? (ríe). Yo creo que ya la han descubierto.

- Su novela muestra una realidad ligeramente desenfocada. Dice que no existen situaciones raras, sino que la realidad es extraña.

- Sí. Es una realidad que se presenta ligeramente extrañada y que creo que es la base de la mirada científica y de la mirada poética, que ahí confluyen.

- Uno de sus personajes prefigura en la prosa del Nuevo Testamento la escritura de los blogs.

- El Nuevo Testamento tiene una estructura tremendamente moderna si se mira con detenimiento.

- ¿El sonido nos propone experiencias extremas?

- Yo creo que sí en tanto es una de las manifestaciones estéticas más abstractas. De hecho, a la gente, con la música, con los conciertos, o con el simple sonido, puedes llegar a volverla loca o a emocionarla de una manera exagerada.

- Limbo es un viaje entre un principio y un fin justo antes de la muerte. Pero ahora ya ni la Iglesia cree en el limbo.

- Cierto. Pero aquí estoy yo para revivirlo, para volver a fundarlo (ríe).

- No sé si se ha escrito algo sobre la sexualidad de una persona secuestrada. ¿Cómo se le ocurrió?

- Porque pensé que para alguien secuestrado necesariamente la relación con su propio cuerpo tenía que cambiar. Fuera mujer o fuera hombre. Y nunca había visto un relato en el que se narrara cómo un secuestrado o una secuestrada vive su sexualidad. Y me pareció interesante construir un personaje literario a ver qué pasaba.

- Tiene la suerte de contar con un libro prohibido. ¿Le dijo María kodama si había consultado con Borges esta decisión?

- Creo que la consultó en sueños y Borges le dijo que hiciera lo contrario. Pero, bueno, ella hizo lo que le dio la gana (ríe).

- No cuenta con el lector cuando escribe. De hecho, dice que “el mayor acto de respeto con el lector es ignorarlo”.

- Sí. Porque si escribes algo pensando en agradar a un determinado tipo de lector, eso, al final, siempre suena a falso. Yo pienso que hay que investigar tu propia poética, desarrollar tu poética. Y si gusta, fenomenal. Y si no, pues mala suerte. Ya está.

- ¿Sabe ya por dónde irá su próximo libro?

- Estoy trabajando en dos novelas y en un poemario, pero aún no sé hacia dónde van. Como siempre. Aún son un caos (ríe).


(Publicado en el diario Córdoba el 12 de marzo de 2014)

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