jueves, 30 de abril de 2015

Así es mi vida.

Un gintónic helado. Una mujer que me ama sin pedir nada a cambio aunque tú luego le des la vida. Un árbol que da sombra en el estío. Números rojos en la cuenta corriente. Calles vacías. Bares concurridos. Libros para releer. Siempre los mismos amigos. Casi nunca las mismas mujeres. Teoremas. Contradicciones. Convicciones. Dudas. Deudas. Compromisos que no son tales. Imposturas. Imposturas cuando la situación es adversa. Seso al límite. Sexo –también quisiera- al límite. Stop. Cansancio. Causa: los años. Otra causa: los excesos. Los años no perdonan, ni los excesos, ni las mujeres. Un callejón sin salida. Nadie entiende esto.

® AD ENTERTAINMENTS ||| PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

Una frase de sosiego cuando se atisba el abismo. El abismo también se puede observar desde el borde de un vaso, salpicado de las burbujas de carbónico que despide el gintónic. Algún lo escribiré: Panegírico por el gintónic. No, mejor me lo bebo. Como me bebo la vida. Sin pensarlo demasiado, para no dar marcha atrás. A lo hecho, pecho. Pecho el de ella, con perdón. La vida no da para otros dolores. Ni falta que hace.

Ella llama a altas horas de la madrugada. Dice que la vida es muy jodida. Le digo que sí, que la vida es muy jodida. Quiere verme. Le digo que no puedo verla, que duermo. Dice que me desvele, que viene a casa, que no quiere dormir sola. Cuando llega, me dice gracias. Se acurruca en mi pecho, como un gato asustado. Y duerme. Le pregunto si hacemos el amor. Sonríe. Acepta mi propuesta, pero la posterga hasta la mañana siguiente. Cuando despierto ella se ha ido al trabajo. Me dice que volverá, que le debo un revolcón. Sonrío, ahora que nadie me ve. No hay nadie en casa, claro.

Así es mi vida. Y de aquí nadie me mueve. Ni un desahucio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario