Inocencio F. Arias (Almería, 1940) fue director general del Real Madrid, pero le hubiese gustado ser director de teatro. Cuenta con una de las carreras diplomáticas más destacadas de la historia reciente de nuestro país. Ya jubilado, publica Mis mundiales. Del gol de Zarra al triundo de la Roja. Es autor, además, de Confesiones de un diplomático (2006), Los tres mitos del Real Madrid (2002), La trastienda de la diplomacia, junto a Eva Celada (2010), y Los presidentes y la diplomacia (2012).
FOTO: Miguel Ángel León
- ¿Qué le debe España al fútbol?
- Muchas alegrías y mucha ilusión y muchos sueños.
- ¿España seguiría siendo la misma sin fútbol?
- No. Sería un país diferente. El fútbol tiene más importancia sociológica que la que piensan los que lo desprecian.
- Mis mundiales. Concretamente 17. Usted y el fútbol. ¿Nunca quiso ser futbolista?
- Sí. También quería ser director de teatro. Tenía las cualidades para ser mediocre, pero no para ser bueno.
- ¿La diplomacia y el fútbol tienen algo en común?
- Pues el fútbol puede unir y desunir. Y la diplomacia está para cuando el fútbol desune. Pensemos en la rivalidad Madrid-Barcelona.
- Recuerda más claramente el gol de Zarra del 2 de julio de 1950 que la muerte de su padre. ¿No exagera?
- No, no, no es efectista. Aunque ocurrieron en la misma época, yo era un niño de nueve o diez años. La muerte de mi padre me la ocultaron en un primer momento, me la dieron por dosis. Y el gol de Zarra es que lo estoy viendo y oyendo.
- El gol de Zarra fue un momento glorioso, pero también se vio potenciado por el régimen franquista.
- Sí, sí. Pero hubiese sido casi igual de glorioso. Al régimen, que no tenía qué echarse a la boca en el terreno deportivo, le vino fabulosamente. Pero los españoles lo hubieran sentido con el mismo entusiasmo.
- Lloró cuando Pujol metió el gol de cabeza frente a Alemania en Sudáfrica.
- Estaba detrás de la portería. La importancia del gol, la belleza del salto de Pujol y lo que significaba el enterrar muchos años de frustración en los Mundiales, me hizo que se me saltaran las lágrimas. No me da vergüenza.
- Usted fue también director general del Real Madrid. ¿El fútbol se ve mejor desde fuera o desde dentro?
- Ciertas cosas del fútbol, como el conocer a los jugadores, se ve mejor desde dentro. Otras cosas se ven mejor desde fuera. Y, desde luego, mi contacto con los despachos fue agridulce.
- Dígame cinco jugadores, con sus calificativos, sin los cuales el fútbol español hubiera sido otra cosa.
- Di Stefano, omnipresente, majestuoso; Xavi Hernández, el mejor medio atacante de nuestra historia; Casillas, increíbles reflejos, el mejor portero del mundo a lo largo de un lustro; Zarra, un ídolo para toda una generación por su nobleza, pundonor, sencillez y gol; y Andrés Iniesta, un muchacho de una familia modesta con enorme clase y que metió un gol histórico, y no es un tópico.
- La selección abandonó un estilo de fútbol tradicional y obtuvo dos Eurocopas y un Mundial. ¿En qué cambió?
- En que hubo una generación de jugadores espléndidos a los que los dos técnicos, Luis y Del Bosque, supieron alimentar y cohesionar. Y cambió el estilo de juego. Pasamos de la furia a la clase y al equipo técnico.
- ¿La problemática que atraviesa Brasil se verá reflejada en el Mundial?
- Por primera vez podrá verse reflejada, porque allí sí que el fútbol es una fiebre nacional, en todas las clases, en todas las edades. Pero por primera vez en la historia el fútbol no tapa los problemas de Brasil.
- No descarta que Iker Casillas se vaya del Madrid. ¿Tan claro lo tiene?
- No, no, no. Yo creo que está debatiéndose en una duda kantiana, metódica, pero no lo ha descartado.
(Publicado en el diario Córdoba el 26 de junio de 2014)

- ¿Qué le debe España al fútbol?
- Muchas alegrías y mucha ilusión y muchos sueños.
- ¿España seguiría siendo la misma sin fútbol?
- No. Sería un país diferente. El fútbol tiene más importancia sociológica que la que piensan los que lo desprecian.
- Mis mundiales. Concretamente 17. Usted y el fútbol. ¿Nunca quiso ser futbolista?
- Sí. También quería ser director de teatro. Tenía las cualidades para ser mediocre, pero no para ser bueno.
- ¿La diplomacia y el fútbol tienen algo en común?
- Pues el fútbol puede unir y desunir. Y la diplomacia está para cuando el fútbol desune. Pensemos en la rivalidad Madrid-Barcelona.
- Recuerda más claramente el gol de Zarra del 2 de julio de 1950 que la muerte de su padre. ¿No exagera?
- No, no, no es efectista. Aunque ocurrieron en la misma época, yo era un niño de nueve o diez años. La muerte de mi padre me la ocultaron en un primer momento, me la dieron por dosis. Y el gol de Zarra es que lo estoy viendo y oyendo.
- El gol de Zarra fue un momento glorioso, pero también se vio potenciado por el régimen franquista.
- Sí, sí. Pero hubiese sido casi igual de glorioso. Al régimen, que no tenía qué echarse a la boca en el terreno deportivo, le vino fabulosamente. Pero los españoles lo hubieran sentido con el mismo entusiasmo.
- Lloró cuando Pujol metió el gol de cabeza frente a Alemania en Sudáfrica.
- Estaba detrás de la portería. La importancia del gol, la belleza del salto de Pujol y lo que significaba el enterrar muchos años de frustración en los Mundiales, me hizo que se me saltaran las lágrimas. No me da vergüenza.
- Usted fue también director general del Real Madrid. ¿El fútbol se ve mejor desde fuera o desde dentro?
- Ciertas cosas del fútbol, como el conocer a los jugadores, se ve mejor desde dentro. Otras cosas se ven mejor desde fuera. Y, desde luego, mi contacto con los despachos fue agridulce.
- Dígame cinco jugadores, con sus calificativos, sin los cuales el fútbol español hubiera sido otra cosa.
- Di Stefano, omnipresente, majestuoso; Xavi Hernández, el mejor medio atacante de nuestra historia; Casillas, increíbles reflejos, el mejor portero del mundo a lo largo de un lustro; Zarra, un ídolo para toda una generación por su nobleza, pundonor, sencillez y gol; y Andrés Iniesta, un muchacho de una familia modesta con enorme clase y que metió un gol histórico, y no es un tópico.
- La selección abandonó un estilo de fútbol tradicional y obtuvo dos Eurocopas y un Mundial. ¿En qué cambió?
- En que hubo una generación de jugadores espléndidos a los que los dos técnicos, Luis y Del Bosque, supieron alimentar y cohesionar. Y cambió el estilo de juego. Pasamos de la furia a la clase y al equipo técnico.
- ¿La problemática que atraviesa Brasil se verá reflejada en el Mundial?
- Por primera vez podrá verse reflejada, porque allí sí que el fútbol es una fiebre nacional, en todas las clases, en todas las edades. Pero por primera vez en la historia el fútbol no tapa los problemas de Brasil.
- No descarta que Iker Casillas se vaya del Madrid. ¿Tan claro lo tiene?
- No, no, no. Yo creo que está debatiéndose en una duda kantiana, metódica, pero no lo ha descartado.
(Publicado en el diario Córdoba el 26 de junio de 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario